Crianza

El abrazo de contención en la gestión de las rabietas

Por Viviana Vásquez

No hay casi nada más relajante o tranquilizador que el abrazo de un ser amado cuando nos encontramos tristes o descolocados, y debo decir que en mi caso cuando me enfado, si mi esposo me sujeta con amor, me desarmará por completo así él sea el motivo de mi disgusto

¿Y por qué no podemos hacer lo mismo con un niño en pleno ataque y descontrol emocional? Creo que muchas madres y padres no lo hacen, ya que consideran que esto va en contra de los principios de la crianza respetuosa, y lo mismo pensaba yo hasta hace poco, pero esta revelación llego a mi vida, la he aplicado y ha funcionado muy bien; ahora esto no significa que funcionará con todos los niños, porque sabemos que cuando se trata de criar no es tan sencillo como que 1 + 1 = 2.

Hemos oído que no hay que frenar las emociones o limitarlas, sino que por el contrario hay que dejarlas fluir, lo cual me parece perfecto, sin embargo si se trata de un niño (a)   en pleno ataque de rabieta, que agrede, tira cosas y puede lastimarse a si mismo o a los demás, un abrazo firme y amoroso, le pude ayudar a bajar esos picos de adrenalina que tiene en ese momento de explosión emocional. Tal cual como lo leen, la recomendación es sujetarlos, contenerlos y decirles palabras relajantes como un te quiero, mamá o papá está contigo, no lo típico que nos fluye naturalmente como: tranquilo, cálmate, ya basta, porque créeme que el infante no quiere colocarse así, no la está pasando bien y estas frases sobran o bueno si no te nace decir nada, con el solo contacto de tu cuerpo, tu pequeño mamífero se relajará.

Llegado a estas instancias debo decir que el abrazo de contención para que sea una técnica respetuosa, sólo debe ser aplicado por la familia, las figuras de apego del pequeño (a), puesto que son los únicos que tienen permiso de invadir ese espacio corporal.

Y es que en definitiva aunque nuestra filosofía sea la de criar en respeto de las emociones, ellos hasta aproximadamente los 7 años no saben bien lo que quieren en distintos aspectos y en esos instantes en que están controlados por su amígdala cerebral menos podrán saber que necesitan, por lo que preguntarles, te puedo abrazar o te dejo solo no es tampoco una buena idea, ya que al final seguramente se calmaran pero después de haber llegado al límite, pues esto es lo que hace el cuerpo como mecanismo de supervivencia cuando la adrenalina tiene picos muy altos, igual que les pasa a los bebés que los dejan llorar para que se acostumbren a dormir solos.

Te animo a que practiques con tu hijo (a) el abrazo de contención y de paso le enseñes que no es necesario llegar hasta las últimas consecuencias para tomar control de las emociones.

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