Viajes

Sobreviviendo a la llegada de un segundo hijo en el extranjero

Por Viviana Vásquez

En realidad este no iba a ser mi primer post, pensaba hablar de rabietas y límites, pero sentí la necesidad de escribir sobre dicho tema para desahogarme, y de paso ayudar a otras madres y padres que se encuentren en situaciones familiares similares a la nuestra.

El punto es que somos una familia de colombianos radicados hace casi 2 años en Estados Unidos y hemos tenido recientemente a nuestro segundo hijo, un varoncito hermoso, (por su puesto soy la madre y voy a decir que es lindo) que nuevamente llega para enseñarnos así como lo ha venido haciendo Valeria, la “niña grande” de la casa con 3 añitos. He de decir que esta segunda experiencia  ha sido más fácil, porque en estos 3 años hemos venido gestado consciencia como padres y   hay muchos temas que son fáciles; pero estar solos en el exterior ha sido un reto duro, muy duro la verdad.

Y es que aunque suene gracioso, parir en otra lengua fue el primer reto, aún me recuerdo pidiéndole a mi esposo traducción sobre lo que me decían los doctores en las citas, mas lo bueno del asunto es que a pesar de que él es bilingüe hace mucho tiempo habían cosas que ni en español nuestra lengua nativa conocíamos, por lo que varias veces nos tocó con traductor en mano o interprete, pero pasemos la página, ya que al sol de hoy esto es prueba superada.

Sin embargo, lo que atañe a este post es como sobrevivir, porque esa es la palabra: sobrevivir a la llegada de un segundo hijo o bueno al primero también cuando estas solo sin mucha ayuda, por lo que seré realista antes de sentarme en este momento frente al computador he llorado un poco del desespero de no tener chance ni siquiera de almorzar pausadamente. Y si hubiesen asomado las narices por mi cocina verían que ni el plato donde comí pude lavar porque mi recién nacido lloraba sin cesar y por su puesto es la prioridad.

Llegado a este punto me declaro fan del término prioridad, puesto que es lo que he venido aprendiendo desde que vivo la maternidad más sola que un ermitaño, como en realidad nadie debería vivirla, porque no hay etapa en la que necesitemos mayor contención y soporte físico-emocional que en el puerperio. Y aquí va mi sugerencia número uno, establecer prioridades, pregúntate que es lo importante, que puede esperar y que es inaplazable, para que empieces por esto último; no pretendas tener una casa brillante, unos niños bien peinados, un buffet para comer y tu perfectamente arreglada cuando estas adaptándote a la llegada de un bebé y para rematar no cuentas con manos ayudantes.

En segunda instancia te súper recomiendo el porteo, y es que hasta ahora era una fan del porteo sobre todo por los enormes beneficios que trae a la cría ser llevado en un portabebés, sin embargo nunca antes había palpado tanto las ventajas para la madre al tener los brazos libres y poder comer, atender al hijo(a) mayor, entre otras cosas, mientras el pequeñito duerme como un lirón, porque no nos digamos mentiras, en brazos duermen de lo lindo pero solitos en su cuna, solo pasa en las novelas o al hijo del vecino que será un bebé de otro planeta.

En lo personal también aprovecho cuando papá esta en casa para adelantar las comidas, es decir cocino lo del día siguiente, dejo cosas pre cocidas y de esta manera podemos seguir comiendo sano y no ando haciendo malabares para terminar pidiendo comida rápida o enlatados. Claro que no me pongo a inventar platillos muy elaborados, porque dar teta a cada rato demanda mucho tiempo y esto papá no lo puede hacer.

Y por último vive el día a día, habrán momentos en que sientes que todo marcha de maravillas, otros en que ni bañarte podrás (y bueno por un día que no te duches no te vas a morir); lloraras, reirás, querrás salir corriendo, vivirás en una montaña rusa de emociones, pero recuerda que cada día trae su propio afán, tal vez hoy las cosas no han salido como desees, pero no es el fin del mundo, mañana a lo mejor verás la luz al final del túnel.

Viviana

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